Feos, sucios y malos
Una manera (no)creativa de perder el tiempo
viernes, 13 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
Salió del armario
Parece que el “pipita” se emocionó más de la cuenta al destacar las condiciones de Kaká, o al menos eso dio a entender la prensa española.
viernes, 15 de mayo de 2009
Vestigios de una mirada
Por: De. Ese (DS)
Ascendió la escalera, primero su pié derecho y luego el izquierdo, al pisar el suelo del transporte –colectivo- emanó una rara fuerza cósmica, esa que consiguió robarse todas las miradas del pasaje. Esas que la hicieron sentir como sapo de otro pozo. La miraban como diciendo, pobre piba.
Recuerdo que ese día hacía tanto frío que varios de los que intentaron conquistar un amor durante esa jornada no lo lograron, porque ni siquiera el fuego del corazón podría encenderse con tal helada.
Igualmente debía desempeñar las tareas que sus padres le encomendaban cotidianamente, aquella de llevar unos “mangos” a su hogar. Por esa cuestión vende sus estampitas a los pasajeros que- a veces solemos rechazarlas despreciativamente-.
Así, decidió tirar su mirada hacia el piso- ese que estaba plagado de tierra colorada por soportar los pisoteos de las personas-y proponiéndose testarudamente a no levantarla, al menos, por el tiempo que durase su estadía en aquel vehículo.
De esta forma, esquivó las miradas que la desgarraban en lo más profundo de su núcleo ¿se juzgaba tan inferior al resto como para no enfrentarse a los vistazos? Era la pregunta que arrojaba la voz de mi conciencia.
Recorrió paso a paso y uno a uno los asientos, donde a la pasada dejaba sus grabaditos impresos, esos que quedaban librados a la suerte de la caridad del que los tomaba.
Esta acción lentamente la llevó a acercarse hasta el sector en el que me encontraba, allí le dije,” no tenés que tener vergüenza, lo que hacés es digno y otras personas salen a robar para llevarse unos “mangos” a su casa, y vos no robás a nadie” .Ella respondió,” no tengo vergüenza, lo que tengo es frío, ¿entonces por qué no podés mirar a los ojos a las demás personas? Ahí nomás levantó su mirada y contestó,” no las miro para no sentir el peor de los males, la envidia, no quiero envidiar sus abrigos, y bajó su mirada otra vez. Inmediatamente, saqué un pullover de mi mochila maltrecha y se lo doné. Alzó su mirada nuevamente -a pesar de tener un moco que caía en picada desde su nariz hacia su labio superior, emulando una de las más complicadas maniobras de un piloto de avión.
Fue en ese momento que me regaló una sonrisa, gesto que me sintió reconfortante.
Me pregunto si volveré a verla en 30 años y si seguirá siendo tan honesta con sus sentimientos, como lo fue aquel día. Y más aún, si podrá ser feliz y abandonar ese trabajo que no debería hacerlo una niña de 7 años, y menos, sufriendo aquel frío cobarde que golpea sobre los frágiles huesitos de esa niñita.
PD: Para carlita, una de las tantas niñitas de Posadas Misiones que no disfruta de su niñez porque sus padres la mandan a trabajar vendiendo estampitas en las líneas de colectivos. ¿Qué injusticia no?
Ascendió la escalera, primero su pié derecho y luego el izquierdo, al pisar el suelo del transporte –colectivo- emanó una rara fuerza cósmica, esa que consiguió robarse todas las miradas del pasaje. Esas que la hicieron sentir como sapo de otro pozo. La miraban como diciendo, pobre piba.
Recuerdo que ese día hacía tanto frío que varios de los que intentaron conquistar un amor durante esa jornada no lo lograron, porque ni siquiera el fuego del corazón podría encenderse con tal helada.
Igualmente debía desempeñar las tareas que sus padres le encomendaban cotidianamente, aquella de llevar unos “mangos” a su hogar. Por esa cuestión vende sus estampitas a los pasajeros que- a veces solemos rechazarlas despreciativamente-.
Así, decidió tirar su mirada hacia el piso- ese que estaba plagado de tierra colorada por soportar los pisoteos de las personas-y proponiéndose testarudamente a no levantarla, al menos, por el tiempo que durase su estadía en aquel vehículo.
De esta forma, esquivó las miradas que la desgarraban en lo más profundo de su núcleo ¿se juzgaba tan inferior al resto como para no enfrentarse a los vistazos? Era la pregunta que arrojaba la voz de mi conciencia.
Recorrió paso a paso y uno a uno los asientos, donde a la pasada dejaba sus grabaditos impresos, esos que quedaban librados a la suerte de la caridad del que los tomaba.
Esta acción lentamente la llevó a acercarse hasta el sector en el que me encontraba, allí le dije,” no tenés que tener vergüenza, lo que hacés es digno y otras personas salen a robar para llevarse unos “mangos” a su casa, y vos no robás a nadie” .Ella respondió,” no tengo vergüenza, lo que tengo es frío, ¿entonces por qué no podés mirar a los ojos a las demás personas? Ahí nomás levantó su mirada y contestó,” no las miro para no sentir el peor de los males, la envidia, no quiero envidiar sus abrigos, y bajó su mirada otra vez. Inmediatamente, saqué un pullover de mi mochila maltrecha y se lo doné. Alzó su mirada nuevamente -a pesar de tener un moco que caía en picada desde su nariz hacia su labio superior, emulando una de las más complicadas maniobras de un piloto de avión.
Fue en ese momento que me regaló una sonrisa, gesto que me sintió reconfortante.
Me pregunto si volveré a verla en 30 años y si seguirá siendo tan honesta con sus sentimientos, como lo fue aquel día. Y más aún, si podrá ser feliz y abandonar ese trabajo que no debería hacerlo una niña de 7 años, y menos, sufriendo aquel frío cobarde que golpea sobre los frágiles huesitos de esa niñita.
PD: Para carlita, una de las tantas niñitas de Posadas Misiones que no disfruta de su niñez porque sus padres la mandan a trabajar vendiendo estampitas en las líneas de colectivos. ¿Qué injusticia no?
viernes, 20 de marzo de 2009
Esto Es To - To - Todo Amigos
Bueno, finalmente llegó el fin. Otro verano más que se va y ha comenzar de vuelta con la rutina. Si bien la mayoría comenzó con sus actividades habituales hace algunas semanas, formalmente el 21 colgamos el snorkel, las mallas y la loción bronceadora, y de a poco comenzamos a desempolvar las remeras manga larga y los pantalones.
Nuestra piel lentamente comienza a cambiar el color costado del sol, por el pálido de la oficina y la facultad. Las chicas dejan de exhibir sus encantos físicos y los hombres vuelven a criar panza.
Otra vez el frío, el dolor de garganta, la llovizna helada, la bufanda y la alergias.
A pesar de que algunos prefieran las frescas brisas del invierno o el florecer de la primavera (no conozco nadie que prefiera el otoño), otros estarán ansiosos tachando los días para volver a estar tirados bajo el sol del verano.
Nuestra piel lentamente comienza a cambiar el color costado del sol, por el pálido de la oficina y la facultad. Las chicas dejan de exhibir sus encantos físicos y los hombres vuelven a criar panza.
Otra vez el frío, el dolor de garganta, la llovizna helada, la bufanda y la alergias.
A pesar de que algunos prefieran las frescas brisas del invierno o el florecer de la primavera (no conozco nadie que prefiera el otoño), otros estarán ansiosos tachando los días para volver a estar tirados bajo el sol del verano.
viernes, 13 de marzo de 2009
El país perfecto para los cangrejos
Ese pareciera ser mi país, esa es mi Argentina que cada día nos sorprende, algunos vincularán ese último concepto esperando escuchar algo novedoso y, la verdad que no es así, al menos a mi me sigue sorprendiendo que en nuestra Argentina nadie entienda a nadie y todos entiendan a todos.
Esa pareciera ser una de las grandes capacidades, que más bien diría discapacidades.
La mayoría de la población cree entender a todos y, todos jamás podrán ser entendidos.
Desde tiempos remotos-utilizo este término para no matarlos con una seguidilla de incansables y extenuante de años, pero podemos decir que desde el siglo XX-en la Argentina parece existir un síndrome de retroceso, que no sé si será algo que se transmite genéticamente para todos o simplemente será el aire que se inhala por estos pagos, este síndrome no distingue clase social, género o jerarquía, etc.
Pareciera aplicarse aquella frese” ley pareja nadie se queja”. Porque desde que tengo uso de razón y, hablando e intercambiando opiniones con mis antecesores y con personas que forman parte de mi presente, hemos llegado a una conclusión que por ahí pecará de generalizadora, pero creo que muchos apoyarán esta conclusión.
En esta actual Argentina y en las anteriores argentinas, reaparecen los mismos espectros que en tiempos remotos, estos son: corrupción, injusticia, inseguridad, debilidad, inestabilidad económica, hambre, asesinatos, etnocidio, genocidio, autoritarismo, discriminación, clientelismo político, mentiras, drogas, humillación, y sobre todo, imposibilidad de progreso-.
De esta manera, me cuesta comprender en el país que vivo, y que como muchos argentinos creo que estamos condenados a vivir así por mucho tiempo más, porque muchos lo pensaran de esa manera. Ya que como es sabido la historia e ideología son algunas de las cosas que llevan un extenso periodo en modificarse, por qué deberían de cambiar en años venideros, si hace décadas y siglos se vienen gestando más de lo mismo.
Vivimos en un país que sería apto para los cangrejos, ellos son los que caminan hacia atrás, y nosotros los estamos imitando de una manera muy admirable, copiamos esa manera de andar de tal manera que si los cangrejos pudieran darnos su opinión respecto a nuestra imitación de ellos mismos, seguro que fundirían sus tenazas en un cerrado aplausos y estaría tan contentos en el fiel calco de la imitación de su imitación por parte de nuestro país, porque estamos yendo hacia atrás como los cangrejos, y eso nos tendría que llenar de vergüenza.
Pasan años y década y los problemas son los mismos de siempre, los empleados reciben los sueldos de siempre, la economía empeora, la inseguridad ni hablar, el diálogo entre los funcionarios y el pueblo desmejora continuamente.
En fin, el grupo minoritario del poder, está muy contento de que todo esto suceda, se frotan las manos y se divierten manoseando los derechos de la minoría. ¿Yo puedo oír sus risas, tu también puedes hacerlo? si las oyes estoy seguro que modificarás tu manera de pensar e intentarás cambiar tu manera de caminar por el mundo, y a partir de ese instante dejarás de ir hacia atrás, como los cangrejos y emprenderás una marcha hacia delante, como un pingo salvaje, que sólo mira el camino que le espera por recorrer.
Esa pareciera ser una de las grandes capacidades, que más bien diría discapacidades.
La mayoría de la población cree entender a todos y, todos jamás podrán ser entendidos.
Desde tiempos remotos-utilizo este término para no matarlos con una seguidilla de incansables y extenuante de años, pero podemos decir que desde el siglo XX-en la Argentina parece existir un síndrome de retroceso, que no sé si será algo que se transmite genéticamente para todos o simplemente será el aire que se inhala por estos pagos, este síndrome no distingue clase social, género o jerarquía, etc.
Pareciera aplicarse aquella frese” ley pareja nadie se queja”. Porque desde que tengo uso de razón y, hablando e intercambiando opiniones con mis antecesores y con personas que forman parte de mi presente, hemos llegado a una conclusión que por ahí pecará de generalizadora, pero creo que muchos apoyarán esta conclusión.
En esta actual Argentina y en las anteriores argentinas, reaparecen los mismos espectros que en tiempos remotos, estos son: corrupción, injusticia, inseguridad, debilidad, inestabilidad económica, hambre, asesinatos, etnocidio, genocidio, autoritarismo, discriminación, clientelismo político, mentiras, drogas, humillación, y sobre todo, imposibilidad de progreso-.
De esta manera, me cuesta comprender en el país que vivo, y que como muchos argentinos creo que estamos condenados a vivir así por mucho tiempo más, porque muchos lo pensaran de esa manera. Ya que como es sabido la historia e ideología son algunas de las cosas que llevan un extenso periodo en modificarse, por qué deberían de cambiar en años venideros, si hace décadas y siglos se vienen gestando más de lo mismo.
Vivimos en un país que sería apto para los cangrejos, ellos son los que caminan hacia atrás, y nosotros los estamos imitando de una manera muy admirable, copiamos esa manera de andar de tal manera que si los cangrejos pudieran darnos su opinión respecto a nuestra imitación de ellos mismos, seguro que fundirían sus tenazas en un cerrado aplausos y estaría tan contentos en el fiel calco de la imitación de su imitación por parte de nuestro país, porque estamos yendo hacia atrás como los cangrejos, y eso nos tendría que llenar de vergüenza.
Pasan años y década y los problemas son los mismos de siempre, los empleados reciben los sueldos de siempre, la economía empeora, la inseguridad ni hablar, el diálogo entre los funcionarios y el pueblo desmejora continuamente.
En fin, el grupo minoritario del poder, está muy contento de que todo esto suceda, se frotan las manos y se divierten manoseando los derechos de la minoría. ¿Yo puedo oír sus risas, tu también puedes hacerlo? si las oyes estoy seguro que modificarás tu manera de pensar e intentarás cambiar tu manera de caminar por el mundo, y a partir de ese instante dejarás de ir hacia atrás, como los cangrejos y emprenderás una marcha hacia delante, como un pingo salvaje, que sólo mira el camino que le espera por recorrer.
jueves, 4 de diciembre de 2008
CHAKE TU DEDO!!!
sábado, 29 de noviembre de 2008
Rock para los dientes
Hablando con varias personas coincidimos en una particular apreciación. NO hay peor molestia que la que te proporciona una muela cariada.
Aun así, mucho peor y molesto que el dolor en si mismo, es el hecho de ir al dentista.
Momentos como los previos a entrar en el consultorio dental, son en los que uno se mortifica y se maldice a si mismo, por no haber tomado los recaudos necesarios para evitar tener que someterse al tan tristemente célebre TRATAMIENTO DE CONDUCTO.
Finalmente, llega el día en que hay que enfrentarse a la adversidad y entrar con la frente en alto (o con la boca abierta) al consultorio, para someternos a la reparación de las maltrechas piezas dentales.
Y la espera. La espera hasta que llegue el turno correspondiente, es algo angustiante y estresante. Mientras cuento los segundos para ingresar a enfrentar mi destino, contemplo con pena los cuadros que rezan “una atención a tiempo es protección” o “Cepillese los dientes tres veces por día, después de las comidas”… muy tarde!!!. Si lo hubiera sabido antes, seguro que no estaría aquí.
Mientras espero, decido leer algunas de las revistas que están en la sala de espera. Oh sorpresa me llevo cuando veo que solo hay tres revistas. Dos “Selecciones Rider Digest” (que en mi vida recuerdo haberlas visto) con fecha de junio y julio de 2001, y otra de la Asociación Odontológica Argentina (?), que si era de este año.
Viendo tan acotada mi capacidad de elección, me inclino por una de las dos revistitas. El ejemplar llamó rápidamente mi atención al ofrecer en tapa una nota que aseguraba tener las “5 claves para vivir más” (donde seguro decía que una de esas es ir al odontólogo con asiduidad), y una entrevista con el entonces joven cantautor Alejandro Sanz. Aclaro que el estridente sonido del torno me impedía inclinarme a leer el material de divulgación odontológica.
La llamada salvadora de la odontóloga, me salvó de que me quemara las últimas neuronas activas con esas lecturas. Ahí sin embargo empezaba la otra parte del suplicio, que les contaré en la segunda parte.
Aun así, mucho peor y molesto que el dolor en si mismo, es el hecho de ir al dentista.
Momentos como los previos a entrar en el consultorio dental, son en los que uno se mortifica y se maldice a si mismo, por no haber tomado los recaudos necesarios para evitar tener que someterse al tan tristemente célebre TRATAMIENTO DE CONDUCTO.
Finalmente, llega el día en que hay que enfrentarse a la adversidad y entrar con la frente en alto (o con la boca abierta) al consultorio, para someternos a la reparación de las maltrechas piezas dentales.
Y la espera. La espera hasta que llegue el turno correspondiente, es algo angustiante y estresante. Mientras cuento los segundos para ingresar a enfrentar mi destino, contemplo con pena los cuadros que rezan “una atención a tiempo es protección” o “Cepillese los dientes tres veces por día, después de las comidas”… muy tarde!!!. Si lo hubiera sabido antes, seguro que no estaría aquí.
Mientras espero, decido leer algunas de las revistas que están en la sala de espera. Oh sorpresa me llevo cuando veo que solo hay tres revistas. Dos “Selecciones Rider Digest” (que en mi vida recuerdo haberlas visto) con fecha de junio y julio de 2001, y otra de la Asociación Odontológica Argentina (?), que si era de este año.
Viendo tan acotada mi capacidad de elección, me inclino por una de las dos revistitas. El ejemplar llamó rápidamente mi atención al ofrecer en tapa una nota que aseguraba tener las “5 claves para vivir más” (donde seguro decía que una de esas es ir al odontólogo con asiduidad), y una entrevista con el entonces joven cantautor Alejandro Sanz. Aclaro que el estridente sonido del torno me impedía inclinarme a leer el material de divulgación odontológica.
La llamada salvadora de la odontóloga, me salvó de que me quemara las últimas neuronas activas con esas lecturas. Ahí sin embargo empezaba la otra parte del suplicio, que les contaré en la segunda parte.
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