sábado, 29 de noviembre de 2008

Rock para los dientes

Hablando con varias personas coincidimos en una particular apreciación. NO hay peor molestia que la que te proporciona una muela cariada.
Aun así, mucho peor y molesto que el dolor en si mismo, es el hecho de ir al dentista.

Momentos como los previos a entrar en el consultorio dental, son en los que uno se mortifica y se maldice a si mismo, por no haber tomado los recaudos necesarios para evitar tener que someterse al tan tristemente célebre TRATAMIENTO DE CONDUCTO.

Finalmente, llega el día en que hay que enfrentarse a la adversidad y entrar con la frente en alto (o con la boca abierta) al consultorio, para someternos a la reparación de las maltrechas piezas dentales.
Y la espera. La espera hasta que llegue el turno correspondiente, es algo angustiante y estresante. Mientras cuento los segundos para ingresar a enfrentar mi destino, contemplo con pena los cuadros que rezan “una atención a tiempo es protección” o “Cepillese los dientes tres veces por día, después de las comidas”… muy tarde!!!. Si lo hubiera sabido antes, seguro que no estaría aquí.


Mientras espero, decido leer algunas de las revistas que están en la sala de espera. Oh sorpresa me llevo cuando veo que solo hay tres revistas. Dos “Selecciones Rider Digest” (que en mi vida recuerdo haberlas visto) con fecha de junio y julio de 2001, y otra de la Asociación Odontológica Argentina (?), que si era de este año.


Viendo tan acotada mi capacidad de elección, me inclino por una de las dos revistitas. El ejemplar llamó rápidamente mi atención al ofrecer en tapa una nota que aseguraba tener las “5 claves para vivir más” (donde seguro decía que una de esas es ir al odontólogo con asiduidad), y una entrevista con el entonces joven cantautor Alejandro Sanz. Aclaro que el estridente sonido del torno me impedía inclinarme a leer el material de divulgación odontológica.


La llamada salvadora de la odontóloga, me salvó de que me quemara las últimas neuronas activas con esas lecturas. Ahí sin embargo empezaba la otra parte del suplicio, que les contaré en la segunda parte.

1 comentario:

Marcos dijo...

Definitivamente, ir al dentista es una de las peores cosas de esta vida amarga, injusta, triste... y cariada. Para colmo, ese cuadro con los dientes que aparece en la foto, ¡¡es el mismo que tiene el dentista de Wanda!!
Son una tribu urbana. Están en todos los consultorios. Encima te saludan sonriendo y mostrándote cómo ellos sí se cuidan los dientes. Da ganas de decirles: "¡fuck! ¡ustedes son los únicos que pasan 15' cepillándose!"


¡Abrazos!

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