viernes, 21 de noviembre de 2008

Cinco sentidos infieles

A veces damos pasos agigantados confiando en nuestros cinco sentidos, tacto, vista, oído, olfato y el gusto. Aunque en ciertas ocasiones retrocedemos muchos otros de manera casi catastrófica, no sé por qué ni cómo lo hacemos, simplemente son cosas que pasan se podría decir.
Algunas de esas formas de recular son muy contradictorias, a tal punto de generar una indudable desconcertación en un ser. Ciertas personas suelen tomarlo de maneras distintas, con humor, con dolor, y otras que ante la adversidad, el mundo comienza a conspirar y a oprimirle el pecho, casi como dejándolos sin aire para respirar.
Por otra parte, eso de cinco sentido infieles proviene de algunas experiencias que se van cosechando, concretando con el pasar y pesar del tiempo. Porque el tiempo pesa sino pregúntenle a Matusalén.
Hay respuestas para algunas preguntas que solemos considerarlas como sencillas, lo cierto es que no lo son, por ejemplo ¿qué cosas influyen sobre la toma de decisiones o en todo aquello que hago o dejo de hacer? Es una pregunta que frecuentemente se formula y que suele responderse, no por mí, sino por mis cinco sentidos que de vez en cuando suelen serme infieles, así y todo, no soy un incrédulo de ellos, porque si desconfío de ellos estoy casi perdido, por eso, si desconfías de tus sentidos seguramente sospechas de ti mismo, y una vez que dejas que las dudas se impregnen en tu interior, será difícil retomar el sendero de la confianza. Este último concepto es vital para todo tipo de crecimiento, y más aún, para el personal.
Así arriesgaría a decirte que no conquistarás buenas cosas desde la desconfianza, poco a poco, la vida nos va presentando situaciones que quieren despertar el engendro de la desconfianza, desde personas que hacen todo lo posible para “ganarse” esa desconfianza, pero el concepto también puede aplicarse entre persona y animal, porque una vez que te muerde un perro la mano al momento de tenderle tu mano y entregarle su comida en la boca, cual bebé recién nacido, y el muy desconsiderado o desconsidera te muerde con esos colmillos blancos y filosos como cúspide de montaña nevada ,jamás vuelves a confiar en ese animal del todo, y tampoco en los demás cuadrúpedos, a partir de ahí, los mirarás con más miedo y con cautela. De ahí que extraigo que los sentidos nos llevan a tomar decisiones que muchas veces no queremos pero nos arrastran, no siempre por los lugares que nosotros queramos, además suelen ser lo suficientemente caprichosos y en determinadas ocasiones se visten de cinco sentidos infieles.
¡Que paradoja, traicionado por mis propios sentidos!


Por: De(D) Ese(S)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es el calor. El calor atrofia todo. Tenelo en cuenta. Esperemos hasta el otoño por lo menos. Saludos

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